Valores Masónicos: EL SILENCIO

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«No hables a menos que puedas mejorar el silencio»

Jorge Luis Borges

Como seres en permanente adaptación, hemos tenido que acostumbrarnos a habitar un mundo cada vez más ruidoso, lo que afecta nuestra sanidad mental, nos dificulta la escucha serena, nos limita una mejor concentración, nos niega los procesos creativos, nos aleja del aquí y el ahora; en definitiva, nos imposibilita conectarnos interiormente. Si a esto le agregamos vivir en una sociedad que nos ahoga con kilos de información que vulnera nuestra paz interna, el diario vivir se convierte en una constante “preocupación por el futuro” y en un permanente “rumiar sobre el pasado”. Tenemos así una necesidad ¡urgente de silencio!

Silencio es una virtud que la masonería universal insta a valorar entre sus adeptos y lo enseña a través del tiempo.

Silencio, cobra otro significado para los iniciados e iniciadas que aprenden a conectarse con el íntimo templo en construcción, generando las mejores condiciones para el trabajo fecundo.

Silencio es la palabra que recibe a los profanos y profanas que confían en el abrazo fraterno de un desconocido que guiará sus primeros pasos. Silencio, le devuelven las paredes oscuras de su viaje al interior de la tierra, como una invitación a la apertura de la conciencia, a meditar sobre ese mundo que dejó afuera. 

Silencio cuando se aprende que hay un momento para hablar y otro para escuchar, pero en una escucha respetuosa, reflexiva, tolerante, abriéndose a las ideas de otro, aceptando el valor de la palabra de un otro.

Silencio antes de pedir la palabra para ordenar las ideas… silencio para escuchar esa sabiduría de quienes iniciaron antes, el camino masónico.

Silencio para la reflexión profunda que conduce a la Verdad, que nos hace más prudentes, más discretas, más conscientes sobre el camino a recorrer, que si bien avanzamos, también debemos prepararnos para retroceder.

Silencio íntimo, para conocerse, silencio sobre la palabra bien pensada antes de decirla.

Silencio y reflexión para salir al mundo, que la palabra bien pensada, guíe el actuar en el mundo. Silencio pido en este instante en que en silencio escribo, ahora que me ha parecido encontrar el esquivo espacio del silencio.

Por Logia Isis N°11 de Santiago.