La Acción Masónica en la Independencia de Chile

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La emancipación de las actuales repúblicas de Hispanoamérica tuvo cooperación masónica, que fue concretada a través del pensamiento revolucionario y libertario de la masonería de la época, no mediante la participación directa de las logias masónicas formalmente constituidas. 

La masonería es una institución discreta de carácter iniciático, no religiosa, filantrópica, simbólica y filosófica fundada en un sentimiento de fraternidad. Aparece en Europa a finales del siglo XVII y principios del XVIII y tiene un sistema particular de moral ilustrada por símbolos que permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.

La Masonería fue vista como un peligroso contrincante para la Iglesia Católica. El 24 de abril de 1738 el Vaticano promulga la primera Constitución Apostólica firmada por el Papa Clemente XII; se trata de la Encíclica «In Eminenti» y en ella se plasma claramente el rechazo total y la persecución de los Masones. Más aun en 1751 una nueva bula firmada por el Papa Benedicto XIV fortaleció la campaña de persecución en contra de la masonería.

En el proceso de la Independencia americana la Logia Lautarina jugó un papel importante y, después de la batalla de Chacabuco en 1817, desempeñó un papel decisivo en la política chilena. Sin embargo, en los textos de historia para la educación secundaria en Chile no se menciona esta organización a pesar de haber ejercido una influencia innegable y decisiva a favor del triunfo en la lucha por la independencia nacional. 

La masonería tiene como característica ser una organización reservada y bajo juramento de secreto instituida en los rituales, además de las circunstancias sociales y políticas de la época emancipadora la llevaron a ser necesariamente clandestina a causa del absolutismo clerical y monárquico que se proyectaba desde la Corona española.

En 1808 Francia invade España lo que ocasiona el desmoronamiento de su monarquía. Ante este hecho, los colonos americanos reaccionaron propiciando las autonomías locales. Dado el aislamiento en que Francia deja a Inglaterra y con el consecuente descalabro económico al que podría llegar si Francia anexaba el territorio americano a sus dominios, Inglaterra entendió que debía ayudar a las colonias españolas a conquistar su independencia para abrir nuevos mercados.

Francisco de Miranda junto con otros francmasones funda las Logias “Gran reunión Americana” y “Caballeros Racionales” en 1798 donde se iniciaron muchos jóvenes del continente americano que iban a estudiar a Londres. Entre ellos Bernardo O´Higgins. 

Los integrantes, de la mano de Francisco de Miranda, abrazaron y juraron con devoción y entusiasmo patriótico, cumplir con los preceptos que promulga la Masonería: la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, para luego partir, cada uno a su patria a emprender sus respectivas gestas que culminaron con la liberación e independencia de toda la América.

Las logias Lautarinas usaban una terminología y modo de organización tipo masónica: usaban signos, símbolos y todo lo conversado en logia se guardaba en el más estricto secreto. Pero también hubo sociedades patriotas que actuaron clandestinamente en la lucha por la libertad de algunos pueblos americanos en pleno ambiente de proceso de cambio social. Todo esto aconsejaba fraguar los planes de independencia de manera clandestina, y para ello el modelo organizacional de una logia era ideal.

La Logia de Lautaro de Santiago se instaló el 12 de marzo de 1817, después del triunfo de los patriotas en la batalla de Chacabuco. Existe un manuscrito de Bernardo O’Higgins en que señala el reglamento general o constitución que regía a la Logia Lautaro. Éste tiene dos cuerpos: el primero corresponde al reglamento general y el segundo tipifica las sanciones penales. Vale la pena señalar que el artículo 5 se refiere a la autorización para que un clérigo pueda formar parte de la logia, lo que puede explicar la pertenencia de fray Camilo Henríquez, quien era periodista.

Entre sus miembros más connotados estuvieron: Bernardo O´Higgins, José de San Martín, Tomás Guido Aoíz, José Ignacio Zenteno, Juan Gregorio las Heras, Ramón Freire, Miguel Zañartu, Pedro Ramón Arriagada entre otros.

Al terminar el año 1822, las Logias Lautarinas de Buenos Aires, Mendoza y Santiago se disolvieron. Ya su misión estaba cumplida. Tanto en la Argentina como en Chile la independencia estaba consolidada y los países tenían gobiernos criollos que trabajaban en asentar un modelo republicano, tal como lo visualizó Francisco de Miranda. La Gran reunión Americana, que había sido la matriz de éstas igualmente había cesado.

Hoy el alma nacional de Chile es como una personalidad colectiva de reacciones semejantes, determinada por las condiciones de la tierra con una base humana de variados orígenes. 

Por Leyla Grez, Corresponsal Logia Mediodía N°49 de Santiago.