Conmemoración del Trigésimo Tercer Aniversario de la GLFCH

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La solemne ocasión se celebró con una Tenida de Primer Grado cuya plancha se tituló: » El laicismo como concepción de vida personal y colectiva”. Con posterioridad se compartió un ágape fraternal en los comedores de la sede.

VV MM de logias de la Obediencia con la SGM QH Susana González

VV MM de logias de la Obediencia con la SGM QH Susana González

Discurso SGM.

Doy la bienvenida muy especialmente a los queridos hermanos visitadores que nos acompañan y a todas mis queridas hermanas.

Me es muy  grato recibirlas hoy en esta tenida, para celebrar 33 años de vida institucional. Pareciera que es un corto tiempo, pero cuando se analizan los proyectos concretados, pareciera que fueran muchos más. Enunciaré sólo la visita de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet como un anhelo largamente esperado, dejando en claro que no lo debemos ver bajo el prisma del partidismo, sino como la visita de una jefa de Estado.

La labor que ejercemos en el día a día es ininterrumpida y quisiera enfocar mis palabras hacia uno de los tema que ha estado inscrito en nuestra orden masónica desde siempre, y que, desde que asumí el rol de Gran Maestra, me he preocupado de instalar en las distintas instancias en que he participado. Me refiero al laicismo. Es más, este año el eje central del programa de docencia ha girado en torno a él y la plancha que escucharemos mas adelante se titula “ El laicismo como concepción de vida personal y colectiva”.

En poco tiempo más se conmemorará un siglo desde que la Iglesia Católica se separó del Estado en Chile. Por lo tanto, el momento actual es pertinente para empezar a preguntarse sobre los reales alcances y consecuencias de dicha división.  No es lo mismo ejecutar una separación de tipo administrativa, por un lado, que introducir y afianzar el laicismo como principio fundamental para el respeto de las diferencias en una sociedad, por otro. Es en este último punto donde radica el mayor desafío.

Para 1925, existía una convivencia de facto entre la religión del Estado y las otras confesiones. Protestantes y judíos podían practicar sus cultos privadamente, tener sus propias escuelas con métodos de enseñanza apropiados. También la Iglesia Católica había sido excluida de algunas funciones administrativas, relativas a los registros (de nacimiento, matrimonio, defunciones), y a la dirección de cementerios y hospitales.

Estos progresos institucionales no llegaron de la nada. Para alcanzarlos, fue necesaria la existencia de un cierto grado de tolerancia religiosa, tanto de la población civil como de los representantes políticos. Es muy valorable entonces reconocer que esta tendencia hacia la tolerancia ha estado presente en la historia de nuestro país. Sin embargo, la cultura política chilena nunca abandonó su disposición moral anclada en fundamentos religiosos.

Recordemos que cuando se debatía en torno a la ley de divorcio, hace una década atrás, había quienes auguraban que dicha legislación pondría fin a la familia. Pues bien, la familia no se terminó, lo cual es lógico, si consideramos que existía el engorroso trámite de “anulación”, que en los hechos equivalía a un divorcio. Es decir, solamente se trataba de no aprobar una ley sobre un asunto moralmente indeseable, sin importar que existiese en la práctica. Lo mismo podemos decir de quienes hoy día se oponen a la ley de aborto autoproclamándose como “pro vida”. Como queriendo decir que quienes se abren a legislar sobre esta materia fuesen “pro muerte”. Y peor aún, fingiendo que la falta de ley anula la práctica del aborto.

El lenguaje que escuchamos en los debates refiere a “temas valóricos”, pero en definitiva son motivos religiosos. Sería una anomalía encontrar a alguien que no valore la vida. Sin embargo, este concepto puede perder significado para aquellas mujeres que se encuentran abatidas por un embarazo inviable. O mejor dicho, no es que pierda significado, sino más bien, en ese momento crítico, la “calidad de vida” del feto y de la madre puede ser un valor mayor que la vida.

Voy a permitirme una reflexión algo osada, o discutible: la incorporación tardía de la mujer en la actividad política ha retrasado estas discusiones, que incumben a la sociedad en su conjunto. Y esta demora está íntimamente relacionada con el laicismo, o con el desarrollo del laicismo. Si nuestras autoridades, en aras de la democracia y la secularización, fueron capaces de poner fin a esta antigua condición en que la Iglesia y el Estado formaban un solo cuerpo, ¿cómo es posible que la desigualdad entre la mujer y el hombre siga presente hasta hoy? El laicismo nunca estará completo si no alcanza la igualdad de género, pues afirmará la discriminación en la historia, en la tradición cultural, en la identidad, que son las vías sobre las cuales los “temas valóricos” se consagran.

Por lo tanto, por nuestra condición de mujeres y de masonas, y con el fin de conquistar la paridad con el género masculino en todos los ámbitos, nuestros esfuerzos deben dirigirse a demostrar a nuestros compatriotas que es posible encontrar valores en aquellos espacios donde no entra lo moral a priori. Los valores, lo que nos es valioso y querido, debemos concordarlo entre todas, todos y todes . No puede venir dado de antemano. Y ustedes bien saben todo lo que se ha trabajado con esos objetivos en mente.

Son estas reflexiones las que intentamos transmitir a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, cuando nos visitó hace algo más de un mes atrás y que hice mención al principio de estas palabras. La medalla al mérito Eliana Corbalán Barbier, con que fue condecorada, concentra los principios de laicismo, de igualdad de género, de respeto a la diversidad y a las ideas de cada quien.

Quiero terminar señalando que SIEMPRE debemos estar atentas a buscar soluciones actualizadas a estos problemas tan antiguos. La evolución de la masonería femenina en Chile, y los logros alcanzados por la GLFCH, solo pueden ser reconocidos en la medida en que luchamos por asegurar la heterogeneidad y la autonomía de los individuos, de los grupos sociales, y del Estado.

Finalmente, en este día de alegría, unámonos y siendo TODAS UNA, continuemos soñando nuestra masonería a futuro….. ideas se agolpan, ninguna esta demás, todas se nutren en conjunto, para hacer de esta GLFCH un espacio de privilegio para la mujer que quiere superación.