Natalicio de Eloísa Díaz Inzunza, primera mujer Médico de Chile

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En un día como hoy, en 1866, nacía en la capital de Chile Eloísa Díaz Insunza, quien se convirtió en la primera mujer en titularse en la carrera de Medicina en la Universidad de Chile y en ejercer esa profesión tanto en Chile como en Sudamérica. Este hito abrió la puerta para que, en el futuro, las mujeres pudiéramos gozar de la libertad de desarrollarnos como profesionales, sin que nuestras capacidades intelectuales fueran menospreciadas por nuestro género. A pesar de ser reconocida como la mejor alumna en clínica médica y en obstetricia, Eloísa Díaz tuvo que enfrentarse a los prejuicios sociales de la época, asistiendo a clases acompañada de su madre y ocultarse tras un biombo.

Eloísa dedicó su vida y legado a masificar la vacunación de la población, educar sobre la importancia de la higiene y prevención del consumo problemático del alcohol y luchó por llevar la atención de salud de calidad a aquellas personas de menores recursos, entre otros muchos aportes.

Sus logros académicos y profesionales fueron consecuencia del esfuerzo y el tesón de una mujer brillante, que jamás eligió el camino cómodo o fácil, y que dedicó su vida entera al servicio de la sociedad, entendiendo la importancia de compartir sus conocimientos con la comunidad médica internacional,  quienes la reconocieron y la premiaron. 

Su legado es imborrable, no solo por el hecho de haber sido la primera mujer en titularse de una carrera universitaria, sino por sus muy importantes aportes a la mejora de la calidad de vida de las personas, sin discriminación. Eloísa sabía que la Caridad no se podía limitar a entregar limosna, sino que era importante implicar herramientas que perpetúen el beneficio en la población.

Las limitaciones históricas que la sociedad nos impone a las mujeres han ido perdiendo terreno con la existencia de personas como Eloísa, quien, con su talento y trabajo, allanó el camino por el que hoy transitamos miles de mujeres con una libertad que probablemente ella no conoció. El valor de sus aportes será siempre inconmensurable, tanto para la historia de la medicina como para el presente y futuro de todas las mujeres del país.

Es nuestro deber honrar su legado, ocupar nuestros espacios profesionales con propiedad y eficiencia incansables.

Por Natalia Núñez Solar, Departamento de Género GLFCH.