“Hablar de la condición de mujer es un acto político, no hablar también es un acto político”.
La vida de Frida Kahlo quedó marcada en el mes de julio en la villa de Coyoacán, México. Un 6 de julio de 1907 nació y un 13 de julio de 1954 murió en la casa, cuando comenzaba a ser reconocida como la gran artista que fue.
Frida Kahlo es una de las artistas más importantes y representativas de México. A lo largo de las décadas, su figura e influencia han estado presentes en el arte y la cultura internacional a tal grado de influenciar la cultura popular y abrir un precedente en el mundo del arte contemporáneo.
¿Quién fue Frida Kahlo?
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, conocida como Frida Kahlo, es una de las pintoras más importantes del siglo XX y considerada como una de las máximas representantes del arte mexicano.
La vida y obra de Frida Kahlo estuvo marcada por el sufrimiento y la desgracia. Frida Kahlo vivió su vida con una gran intensidad emocional. Fue una mujer que aprendió del dolor temprano, de pasiones polémicas y de lucha, que llenó de amor y esperanza.
Kahlo ocupa un lugar icónico en el arte, en la cultura, en el feminismo y en las culturas QUEERS. A través de sus escritos y pinturas, tenemos una idea de cómo fue su niñez, adolescencia y toda su vida.
Rompió con todos los convencionalismos y fue capaz de hacer de ella un prodigio. Rechazó el sometimiento al varón, se forjó autosuficiente, se constituyó como un símbolo del feminismo, de la igualdad de género. Ella fue transgresora en todo sentido.
La poliomielitis que padeció siendo muy niña, y el accidente en el autobús que atravesó todo su cuerpo, tuvieron un efecto drástico en su vida, dejándola “discapacitada”. Pero, ella no dio nunca marcha atrás como pintora y ni como amante de la vida.
Pintaba en la cama o el jardín, siempre con una sonrisa coqueta, una mirada resiliente. Su cuerpo fue un lienzo donde se dibujó el dolor, los calmantes y las cirugías que la postraron. Desde el pincel sabemos de su gran amor por Diego Rivera, conocimos de sus amantes, de su bisexualidad, de su infidelidad con Trotsky, de su compromiso con el Partido Comunista y de su apoyo a las causas que consideraba justas y revolucionarias. Diego Rivera fue el eterno amor de su vida tormentosa. Él era un hombre infiel que engañó a Frida muchas veces. Ella decía: “He tenido dos grandes accidentes en mi vida: en un autobús y Diego; Diego es, por mucho, el peor”. Se comentaba que su unión era como “la unión entre un elefante y una paloma”. Diego la amaba a su manera y ella lo aceptó sin condiciones ni esperando que cambiara.
Frida pintó en su cama casi 200 obras, la mayoría son biográficas y reflejan el sufrimiento de un cuerpo que llora por la polio, las fracturas, las cirugías y por la pena de no tener los hijos que tanto deseó, conocimos sus imágenes surrealistas, aunque decía “no pinto sueños, pinto realidades”. Cuantas imágenes que creo por la morfina, que aliviaba el dolor.
Quizá el cuadro más impactante es ‘Unos cuantos piquetitos’; obra de dolor y duelo por la infidelidad de Diego, hoy esa pintura es recuperada para hablar sobre los feminicidios y la violencia que las mujeres viven en manos de sus parejas. Frida nos muestra fortaleza y nos enseña a no dejarnos caer y saber que nunca es tarde para ser feliz.
Decía: “Tomo para ahogar mis dolores, pero los malditos aprendieron a nadar”. “No estoy enferma, estoy rota”.
Su obra tiene estilo propio, diferente al de los muralistas del momento, ella gozaba la cultura popular mexicana. Es cierto, Kahlo estaba muy consciente de su propio estilo, se pintaba con la mirada indiferente como ícono religioso, con una vestimenta única que mezclaba su gusto particular y la herencia indígena releída
En 1939 fue invitada por el surrealista André Breton a exponer en Francia. Kahlo no quiso encasillar su arte en esta corriente artística porque para ella, lo que plasmaba en los lienzos era su propia vida, su realidad.
Las adicciones, el exceso de alcohol y la anemia acabaron con su cuerpo, nunca con su espíritu de fuerza y alegría. En sus grandes fiestas no dejaba de cantar y disfrutar de su vida a pesar de lo que sufría.
La imagen y las ideas de Frida se han vinculado especialmente con el feminismo, ya que muchos ven su vida y su obra como la representación primera de los ideales del movimiento feminista.
Hoy, Frida es reivindicada como un personaje. Es icono feminista de finales del siglo XX y principios del XXI, donde las mujeres quieren igualdad de oportunidades y consideración en el ámbito político, profesional y educativo.
Frida es una de las primeras feministas por su desafío a las normas de género, su representación del dolor y el sufrimiento desde la perspectiva de la mujer y su compromiso con la difusión de los ideales revolucionarios.
Fue una mujer que se atrevió a desafiar las circunstancias de su desafortunada vida. Su tenacidad frente a las dificultades y a una sociedad con prejuicios de género, Frida se convirtió en una maravillosa inspiración para muchas.
Kahlo nunca se escondió, ni se acobardó, ni esperó que la protegieran de las duras realidades de su vida. Se negó a modificar sus rasgos, su tenue bigote y sus cejas juntas, que fueron tachados de inapropiados por ser “masculinos”. Incluso los exageró más en sus autorretratos. Sin embargo, Kahlo no tenía miedo de ser ella misma, una mujer libre, y así lo reflejaba en sus obras, en las que hablaba abiertamente de sexualidad, aborto, lactancia, maternidad o lesbianismo. Daba voz a las mujeres reprimidas y enjauladas, hablaba con libertad.
De pronto, Frida se convirtió en un ícono que volvió imposible separar a la mujer del mito. Un mito de revaloración feminista que pronto se convirtió, también, en un mito de orgullo nacional y de exotismo cultural.
La enfermedad y el dolor trascienden y crean sus propias leyes, su propio régimen, su propio vocabulario, por eso, la pintura de Frida no habla del cambio histórico, no habla de política, no habla del futuro sino de intimidad de su vida.
Frida se convirtió en un reflejo del cuerpo humano, en un reflejo que nos mostró, también, la realidad de nuestras contradicciones culturales.
Al terminar el que sería su último cuadro, “Viva la vida”, la expectación terminó ese martes 13 de julio de 1954. En el mismo mes y en la misma casa donde había nacido, Frida se negó a ver el amanecer, porque “esperaba alegre la salida y deseaba no volver jamás”.
Por Rosita López, Corresponsal Logia Hipatia N°31 de Santiago.