De título original “On the origin of species by means of natural selection, or the preservation of favoured races in the struggle for life” (Del origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia), la obra cumbre del naturalista Charles Darwin se imprimió por primera vez en Londres, Inglaterra, el 24 de noviembre de 1859 con un total de 1250 ejemplares, los que se agotaron al poco tiempo de ver la luz.
Desde aquella lejana fecha se han publicado seis revisiones y numerosas reimpresiones debido a su gran aporte a la biología moderna. Cabe destacar que en la época de esta publicación se creía que el universo, la Tierra y el hombre eran obra de Dios, teoría que fue cuestionada por Darwin al afirmar que el hombre y todas las formas de vida son resultado de la evolución natural de las especies a lo largo de millones de años.
¿Y cómo surgió esta teoría? Darwin ya había comenzado a trabajar en ella en 1837 tras regresar de un largo viaje por las costas de Sudamérica y el Pacífico donde comprobó que los animales y plantas de estos lugares variaban según el clima y el entorno, lo que le dio a entender que los seres vivos no son creaciones divinas, sino el resultado de la evolución de las especies por selección natural donde sobreviven los más capaces de adaptarse al medio.
Esto cobra un tremendo valor, si agregamos que Darwin afirmó que los rasgos favorables que capacitan a unas especies sobre otras para sobrevivir, eran heredables mucho antes de que Gregor Mendel confirmara este postulado en 1865 con su teoría de la herencia por genes; y de que James Watson y Francis Crick presentaran la estructura molecular del ADN en 1953, que tiene directa relación con la teoría de la evolución darwiniana.
La revolución generada tras la publicación de “El origen de las especies” fue tal, que a raíz de esta teoría nacieron nuevas disciplinas como la epistemología evolucionista de teorías y la ética evolucionista en la filosofía; mientras que en la psicología se desarrolló la corriente evolutiva, que consideró los procesos psicológicos como herramientas del hombre para adaptarse a distintos medios. En el ámbito social, en tanto, se aplicó la teoría de la evolución, la selección natural y la lucha por la existencia al hombre y la sociedad, afirmando que la vida es una lucha continua de todos contra todos, donde solo sobreviven los más fuertes.
Pero esta teoría también tuvo interpretaciones que trajeron graves consecuencias a la humanidad, como lo fue el nacimiento, a finales del siglo XIX, del movimiento eugenésico, que en Estados Unidos llevó a la esterilización forzada de miles de personas pobres, inmigrantes, afectadas de trastornos mentales o neurológicos, ceguera, sordera, malformaciones o alcoholismo para no transmitir sus genes “negativos” a futuras generaciones; y que en un caso extremo motivó el Holocausto judío en Alemania por ser considerados una raza separada e inferior.
Por Montserrat Naranjo, Logia Atenea Nº3 de Santiago.
Imagen: Benjamin Waterhouse Hawkins (1807–94) Frontispiece to Huxley’s Evidence as to Man’s Place in Nature (1863)