El 20 de septiembre de 2013, fue declarado por diversas organizaciones que promueven la libertad de conciencia del mundo, como el Día Universal del Libre Pensamiento.
La libertad de expresión tuvo su génesis en la Revolución Francesa, gracias a la cual se produjeron importantes cambios, no sólo en Francia, sino que en diversos países del mundo en donde se desataron conflictos sociales repudiando un régimen anacrónico y opresor como era la monarquía.
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
El proyecto laicista, emancipador de los seres humanos de toda forma de opresión ideológica, se une a la celebración de millones de librepensadores de todo el mundo cada 20 de septiembre homenajeando a hombres y mujeres combatientes de la libertad y de la fraternidad entre los seres humanos y los pueblos.
Esta fecha conmemora la toma de Roma, en 1870 por las fuerzas de la unificación de Italia, lo que significó la caída definitiva del poder temporal del papado y de sus regímenes políticos de “derecho divino”. Significó, también, un triunfo para las fuerzas democráticas, republicanas y laicas del mundo.
Desde la masonería reconocemos el libre pensamiento como la base sobre la cual se construye el derecho a la libertad de conciencia, proclamado por la comunidad internacional. Es la reclamación por la ciencia, por la libertad, por los derechos humanos, por la dignidad de la persona humana, por la democracia, por el pluralismo y por la tolerancia. De allí la vigencia de la reivindicación del libre pensamiento, que viene a proponer a nuestro tiempo la necesidad de erradicar los determinismos en distintas estructuras como el Estado o la sociedad civil, para poder asegurar sociedades más libres y más creativas.
Por Logia Themis N°46 de Viña del Mar.
Créditos Imagen «El Pensador» de Sergei Merenkov.