¿Qué esperamos encontrar al abrir un libro nuevo, que tal vez nos llamó la atención por su título, o que tal vez alguien nos recomendó pues pensó que nos podría gustar? Quizás queremos un poco de entretención, o indagar con mayor profundidad sobre un tema que nos apasiona, tal vez buscamos respuestas a nuestras interrogantes existenciales más profundas. Sea cual sea el motivo por el cual emprendemos una lectura, los libros son parte fundamental de nuestro crecimiento personal, tanto en el conocimiento del mundo externo como de nuestro mundo interior. Es por ello que, con motivo del Día Internacional del Libro, reflexionamos sobre la importancia que tienen los libros y la lectura en nuestro camino de perfeccionamiento intelectual, moral, y espiritual.
El Día Internacional del Libro se celebra cada 23 de abril, desde el año 1996, con el objetivo de fomentar la lectura, y a través de ella, la promoción y preservación de la cultura. En efecto, la Unesco – el organismo impulsor de esta conmemoración – recalca que los libros representan “un vínculo entre el pasado y el futuro, un puente entre generaciones y a través de las culturas” (Unesco, s.f.). El 23 de abril fue escogido para su celebración en honor a reconocidos autores como William Shakespeare, Miguel de Cervantes y Garcilaso de la Vega, pues coincide con la fecha de sus muertes. Cada año, la UNESCO elige una ciudad que se convierte en la capital mundial de la lectura, y el año 2023 le corresponde a la ciudad de Accra, en Ghana.
Es menester reflexionar sobre lo importante que es la lectura en nuestra vida, ya que juega un papel fundamental en ayudarnos a encontrar una luz con la cual, de a poco, podemos iluminar las tinieblas de la ignorancia. No solo ampliamos nuestro vocabulario y adquirimos una mejor ortografía, también la lectura nos plantea la posibilidad de viajar, en el tiempo, a lugares dentro y fuera del planeta. Nos permite reír, llorar, sentir. Al perdernos en la lectura de un pasaje interesante, olvidamos por un momento nuestras penas y preocupaciones. Nuestra imaginación encuentra suelo fértil en los libros, y es así que la lectura nos provee no solo conocimiento y entretención, si no que también contribuye al desarrollo del pensamiento crítico con el cual vamos forjando nuestra propia visión del mundo. Leer mantiene sano a nuestro cerebro, ya que, refuerza las conexiones neuronales y mejora nuestra memoria y concentración.
En esta fecha, es importante destacar la obra literaria de las mujeres que se han atrevido a escribir en un mundo en que históricamente se ha valorado más la obra masculina. En esa nota, en particular vale la pena recordar la obra de autoras nacionales como Gabriela Mistral, María Luisa Bombal, Winnett De Rokha, Teresa Wilms Montt, y tantas más. A través de sus palabras, en sus diversos estilos, nos muestran un fragmento de su alma, y se convierten en figuras feministas importantes que deben servir para nosotras como fuente de inspiración.
La lectura nos abre las puertas al conocimiento y la cultura, nos permite crecer y desarrollar la belleza del pensamiento propio. Cuando aprendemos a leer, tal vez no entendemos todavía que la lectura es una herramienta fundamental en nuestro proceso de aprendizaje no solo del entorno y la cultura, si no también de nosotras mismas. Especialmente en esta era en que las pantallas y multimedios audiovisuales nos invaden con una inmediatez cada vez más vertiginosa, cabe recalcar lo especial de leer un libro, pues impulsa nuestra imaginación y pensamiento crítico de una manera que nada más lo logra. Ya sea que tengamos preferencia por la ficción o la no ficción, la lectura es un alimento para nuestra mente y alma, y es un hábito que debemos esforzarnos por cultivar día a día.
Logia Luz del Desierto N°51 de Copiapó.