La trata de personas es considerada uno de los más graves delitos de violación a los derechos humanos, siendo catalogada como un símbolo moderno de esclavitud del siglo XXI, mediante la cual las personas son privadas de su libertad y derechos por parte de terceras personas. Son sometidas contra su voluntad a situaciones de explotación sexual y laboral, trabajos forzados, servidumbre doméstica, extracción de órganos, mendicidad, entre otras modalidades. Prácticamente todos los países del mundo están afectados por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas.
En el año 2013 la Asamblea General de la ONU decretó el 30 de julio como Día Mundial contra la Trata de Personas, con la clara intención de concienciar a las personas y sobre todo a los gobiernos, acerca de la grave problemática que ha acarreado la expansión de este delito a nivel mundial.
Este Día Mundial contra la Trata de Personas tiene lugar en un contexto de crisis provocado por la pandemia del COVID-19 que ha incrementado las desigualdades y ha profundizado la situación de vulnerabilidad de distintos grupos sociales exponiéndolos a un mayor riesgo de ser objeto del delito de trata de personas. Como masonería femenina de Chile desarrollamos los principios de libertad, igualdad y no discriminación, a fin de promover y proteger la dignidad y los derechos humanos de todas las personas. Asimismo, destacamos la necesidad de diseñar y evaluar políticas públicas que fortalezcan la cooperación regional en el combate contra la trata de personas.