Cinco meses a crédito: se agotaron los recursos renovables de la Tierra para 2018

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El mes de agosto comenzó con una triste noticia para el medio ambiente: el día 1 del presente, agotamos como humanidad todos los recursos renovables correspondientes al año 2018.

¿Qué significa esto? Significa que toda el agua, todos los peces y todos los suelos agrícolas de calidad, entre otros recursos, que correspondían al año entero, fueron ya utilizados, y no alcanzarán a ser repuestos. A esto se suma que las excesivas emisiones de dióxido de carbono no alcanzan a ser absorbidas por los bosques. Esto quiere decir que los cinco últimos meses de 2018, el ser humano vivirá a costa de sobre explotar el planeta.

Lo anterior levanta una alerta que no se debe pasar por alto., ya que es la fecha más adelantada desde que se instauró el “Día de Sobrecapacidad de la Tierra” por parte de la organización Global Footprint Network, la misma que confirma anualmente si se consumen los recursos equivalentes a lo que ofrecerían 1.7 planetas Tierra.

Esta alerta se hace eco en distintas normativas que llaman a todos los habitantes del planeta a dejar de ser espectadores y transformarse en sujetos de acción: hace una semana se publicó la ley que permite la entrega de bolsas plásticas en el comercio y el Gobierno se encuentra impulsando una campaña para evitar el uso de bombillas plásticas, dos agentes altamente contaminantes por el largo tiempo que demoran en biodegradarse.

El “Día de Sobreexplotación de la Tierra” se calcula desde el año 1970, donde por primera vez la huella ecológica de la humanidad superó la capacidad del planeta para regenerarse. Desde ese entonces, la primera fecha estimada fue el 29 de diciembre, y resulta alarmante la forma en que estamos explotando los recursos dejando de lado la responsabilidad de cuidar el medioambiente y de comprender que está en manos de todos el retrasar esta fecha para terminar con la tendencia de que sea cada vez más temprana.

El caso de Chile es aún más alarmante. Si a nivel mundial se necesitan 1.7 planetas Tierra para abastecer las necesidades de la humanidad, nuestro país requiere de 2.4 planetas para dicho fin, es decir, existe un 16% de déficit de biocapacidad local. Lo anterior indica que es aún más urgente generar un cambio.

Para ello, es necesario saber que en la huella de carbono influye lo que comemos, que tanto compramos, cuanta basura generamos, entre otros factores, siendo la cantidad de comida que desperdiciamos el más relevante.

Sobre este último aspecto, las cifras siguen siendo alarmantes: la FAO estima que 1.300 toneladas de alimentos se desperdicia cada año, lo que equivale a un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano. Y más alarmante aún, los desperdicios responden en gran parte a desechos por razones estéticas y a la ineficiencia en el uso de recursos ya que mientras en algunas regiones se pierde o desperdicia un gran porcentaje de la masa comestible disponible – el 34% en el caso de América Latina – en el mundo hay 795 millones de personas que padecen de hambre.

Todas las opiniones apuntan a que junto con elaborar planes a nivel de Gobierno y de privados, la reducción de la huella de carbono personal es un factor relevante en esta crisis ambiental y para ello, resulta necesario incorporar a la rutina diaria tres simples conceptos: reducir (desperdicios), reutilizar (recursos) y reciclar (desechos).