


Para poner tomar acciones que permitan comprender, mitigar y, ojalá, cambiar el rumbo de los acontecimientos ambientales, la Organización de las Naciones Unidas, (ONU), estableció el 26 de enero como el día Mundial de la Educación Ambiental, con el objetivo de concientizar a la población sobre el medio ambiente y sus problemas.
El cuidado del medio ambiente ha estado implícitamente presente desde épocas ancestrales. Nuestros antepasados nativos desarrollaban sus actividades en función de la luna, solsticios y ciclos naturales. Estas prácticas se modificaron con el desarrollo de los pueblos, las invasiones, las colonizaciones y, finalmente, el desarrollo industrial al punto que hoy vemos con preocupación cómo los fenómenos naturales cambian y estamos siendo abatidos por desastres cada vez más frecuentes.
En Chile, la normativa define la Educación Ambiental, como “un proceso permanente de carácter interdisciplinario destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle las habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio físico circundante”.
Actualmente, iniciativas como reciclar, reducir, reutilizar, rechazar, reparar toman vuelo en una sociedad que busca mitigar el daño ya causado. El compostaje, el no uso de plásticos de un solo uso, el fomento de las empresas familiares de consumo local, la conciencia del sobreconsumo, la alimentación sustentable son conceptos que debemos masificar.
Qué medio ambiente dejaremos a nuestros hijos y cómo lo queremos dejar, son preguntas que deben darse en el Día de la Educación Ambiental.
¿Y tú, qué harás?
Por Ángela Guzmán Bahamonde, Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad GLFCH.
Imágenes creadas con IA.