20 de febrero Día Mundial de la Justicia Social

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El 20 de febrero se celebra el Día Mundial de la Justicia Social, con la finalidad de que la población tome conciencia y de impulsar acciones orientadas a que exista mayor justicia social.

La celebración del Día Mundial de la Justicia Social busca apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo digno, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar y la justicia social para todos.

El mundo ha cambiado ya no vivimos en un mundo deshabitado, con pocos seres humanos, sino vivimos en la “era del Antropoceno”, un mundo de abundancia; donde la actividad humana está alterando sus sistemas ecológicos, de subsistencia. Si queremos crear una prosperidad sostenible, si buscamos “mejorar el bienestar humano y la equidad social, debemos reducir significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica”, necesitaremos una nueva sociedad que esté en relación con este mundo, que se adapte a las condiciones que nos enfrentamos.

Respetar el planeta, el bienestar humano y la justicia, y que reconozca que el objetivo final es el bienestar humano real y sostenible, no solo el crecimiento de un consumismo que nos destruye día a día y saber que la economía no puede crecer para siempre en este planeta finito.

La justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, para los seres humanos. La justicia social universal representa el eje central del desarrollo y la dignidad humana.

Las Naciones Unidas celebra, cada 20 de febrero, el Día Mundial de la Justicia Social, como una forma de apreciar los esfuerzos realizados y renovar el compromiso de los Estados con los objetivos de desarrollo asumidos en distintos momentos históricos. 

Hoy queremos, una vez más, resaltar la importancia de este principio y su carácter vertebrador del estado del bienestar a nivel nacional e internacional; un principio fundamental tanto para la convivencia pacífica como para la prosperidad, dentro y entre las naciones.

Si hoy sigue vigente el Día Mundial de la Justicia Social es precisamente porque está lejos de ser una realidad. Es suficiente con no cerrar los ojos ante los datos que periódicamente nos ofrecen las más diversas instituciones. Por ejemplo, que casi 800 millones de personas pasan hambre y que el hambre mata a más personas cada año que el sida, la malaria y la tuberculosis juntas.

Que el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta y que ocho personas (hombres) poseen la misma riqueza que la mitad de la humanidad. Y si más añadimos los refugiados y desplazados, de las víctimas de los conflictos armados, de las consecuencias del cambio climático, de la trata de personas, de la explotación laboral, de la explotación infantil y de la mujer, del acaparamiento de recursos naturales, etc., el cuadro resultante nos dice que no vivimos precisamente en un mundo justo.

En este sentido, si hoy sigue vigente el Día Mundial de la Justicia Social es precisamente porque ésta sigue ausente. Miremos los datos que nos ofrecen las más diversas instituciones. Por ejemplo, que casi 800 millones de personas pasan hambre y que el hambre mata a más personas cada año que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos. 

Que el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta y que ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad de la humanidad. 

 Y si a estos datos añadimos aquellos que nos hablan de los refugiados y desplazados, de las víctimas de los conflictos armados, de las consecuencias del cambio climático, de la trata de personas, de la explotación laboral, de la explotación infantil y de la mujer, del acaparamiento de recursos naturales, etc., el cuadro resultante nos dice que no vivimos precisamente en un mundo justo.

Ante esta durísima realidad, celebrar el Día Mundial de la Justicia Social puede parecer una quimera, pero es sin duda una oportunidad para destacar la imperiosa necesidad de construir un futuro de dignidad para todos.

Y se trata, evidentemente, de un esfuerzo de todos: de la clase política para llevar adelante las modificaciones legislativas, para promover una economía con dignidad y, sobre todo, de una ciudadanía global que defienda activamente los derechos de toda persona humana, comprometida con la igualdad, el cuidado universal y la integración de las personas vulnerables.

 

                                                          Rosita López

                                                Corresponsal de la RL Hipatia Nª31