Adiós bolsas plásticas: reutiliza, reduce, recicla

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La historia de las bolsas plásticas se remonta a 1933, cuando en un laboratorio inglés se sintetizó la sustancia llamada polietileno. La idea surgió de un accidente ocurrido décadas antes al calentarse un químico llamado diazometano. 

Con la síntesis del polietileno comenzó la búsqueda de sus usos. En los años 60, en Suecia, se creó la bolsa plástica de una sola pieza. Pero no fue hasta los 70 que se masificó debido a su bajo costo y a lo prácticas y cómodas que puedan llegar a ser.

Lamentablemente, las ventajas y utilidad de las bolsas que suelen usarse solo una vez, tardan entre 150 a 400 años en desaparecer del medio ambiente. Esa característica, sumada a la mala gestión en el manejo de sus residuos, las han convertido en aproximadamente el 85% del total de los desechos mundiales, contaminado desde las profundidades de los océanos hasta la cumbre del Everest.

Por eso, y tras estudios científicos que dieron cuenta del alarmante peligro que representan para todos los ecosistemas, a comienzos del siglo XXI diversas naciones comenzaron a limitar su utilización. Así, por ejemplo, en 2002, Bangladesh se convirtió en el primer país en prohibirlas. En 2018, Chile fue el primero en Latinoamérica en establecer una ley que deniega su entrega y comercialización.

Aún queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, falta una mayor sensibilización y educación ambiental para separar el plástico del resto de la basura para su reciclaje, faltan leyes que lo limiten en los envases o embalajes, etc. De ahí la importancia de recordar que el 3 de julio es el Día Internacional Libre de las Bolsas de Plástico, promulgado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y que insta a tomar medidas para restringir o al menos reducir el consumo de estos elementos y a gestionar óptimamente su desuso.

La preocupación y el cuidado del medio ambiente deben estar presentes en el quehacer de todas las personas. Aún más entre masones y masonas que trabajamos para que el mundo sea cada día mejor.

La Gran Logia Femenina de Chile está comprometida con el medio ambiente y ha reiterado la necesidad de comprometerse colectivamente con acciones concretas que nos permitan vivir en armonía con todos los seres vivos y contribuir a la preservación del medio ambiente haciendo realidad principios como la solidaridad y la empatía.

Por Kárin Espinoza Godoy, Logia Generación Fraternal N°41 de Santiago.
Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad GLFCH.

*Imágenes creadas con IA