La Q.·.H.·. María Revelli (1921-2017), nació un 29 de diciembre de 1921 cuando el Solsticio de verano recién se había asomado regenerando la naturaleza, su vocación la llevó a la Maestría doblemente, educó generaciones de jóvenes en su vida profana y formó Maestras en su vida masónica, ella pertenecía a esa categoría de personas que lo entrega todo con tal dulzura y sencillez, que es imposible no conmoverse con su recuerdo.
Es inevitable manifestar el profundo dolor por la partida de nuestra Q.·.H.·. así mismo, expresar el profundo cariño, admiración, gratitud y respeto, por su fraternidad, su sabiduría y enseñanza permanente en sus palabras y acciones.
La historia de la Masonería Femenina de Chile la cuenta entre sus iniciadoras, con un camino masónico coherente y comprometido, para el año 1979 ya era Maestra, oportunidad en la que muchas Aprendizas recibieron su docencia como Segunda Vigilante, no obstante, en las Actas del año 1978, se encuentra cubriendo cargos de Guardatemplo; Maestra de Ceremonia y Secretaria pro tempore en varias oportunidades, lo que nos habla de su capacidad de entrega y compromiso masónico.
A los ocho años de haber sido iniciada, fue elegida la primera entre sus iguales, obteniendo el cargo de Venerable Maestra, durante los años 1985 a 1987, periodo que recuerdan algunas Hermanas como un significativo hito de crecimiento logial, con 32 iniciaciones.
En esta senda del crecimiento y perfeccionamiento personal, en este camino de construcción con valores y principios, su accionar fue decisivo, participa activamente en la formación de la R.·.L.·. Cruz del Sur N°6, realiza la metodología docente, aprovechando la experiencia formadora de su ámbito profesional y la férrea voluntad para cumplir tareas.
Fue nominada socia honoraria en el año 1991 y al formarse la Gran Logia Femenina de Chile, en el año 2003, participa como Secretaria.
Ha dejado un legado valórico imperecedero y sus Hermanas la recuerdan de forma especial, como lo señala la QH Yolanda Alvarez “Tuve el privilegio de conocer ampliamente a nuestra muy Querida Hermana, más allá de lo logial; como mujer, como esposa, como madre y abuela, fraternal, responsable, de una modestia sin igual, valores y virtudes que la retratan ampliamente en la nobleza de sentimientos que siempre demostró. Su templanza en cada uno de sus desempeños de vida y de mujer masona, se ganaron nuestro amor fraternal y gran respeto por su sabiduría de vida”.
Maria Teresa Cortés
Oradora
RL Araucaria N° 1