Día Mundial del Agua: Pensamiento Global y Acción Local

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Esta celebración nace para relevar el valor del agua para la vida y las actividades humanas, como el abastecimiento de agua potable, agua para la agricultura, agua para la recreación y agua para el crecimiento espiritual.

El Día Mundial del Agua fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992, mismo año en que se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Cada 22 de marzo se invita a reflexionar y a realizar actividades en torno a diferentes temáticas hídricas. Por ejemplo, el año 1995 el tema del Día Mundial del Agua fue “Mujer y Agua”, el año 2018 fue “Agua y cultura”. Además, este decenio (2018-2028) busca que la acción mundial apunte hacia el “Agua para el Desarrollo Sostenible”, el año recién pasado el diálogo se centra en “Valoremos el agua”. Este 2023 el llamado es hacia la acción a través de la frase “sé el cambio”.

Cada año se ha ido escalando para poner en la discusión el valor del agua. En la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente (Dublín 1992) se planteaban cuatro principios rectores que reflejaban las problemáticas hídricas de aquel tiempo. El Principio N°4 dice: “El agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y se debería reconocer como un bien económico”. Después de casi treinta años de estas recomendaciones, se nos invitó a re-pensar sobre el valor del agua en toda la completitud de la vida, en el quehacer como comunidad y en muchos más elementos de nuestra subjetividad.

Este año, luego de haber re-valorado el agua en nuestra vida, la invitación es a la acción a través del simbolismo de una antigua fábula, donde un colibrí lleva gota a gota agua para apagar un incendio. Esta fábula es muy pertinente para la Masonería. A principios de año se generaron incendios forestales, y nosotras, como colibríes, salimos en apoyo de quienes lo necesitaron. Así fue como se dio inicio a nuestro año masónico y se reconoció esta gran cadena de unión de gotas de agua que crean una lluvia de esperanza.

Esta esperanza, no obstante, requiere de un esfuerzo aún mayor. Debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo. Para ello se promueven a nivel mundial acciones concretas como:

  • Ahorrar agua: Tomar duchas más cortas y no dejar el grifo abierto al cepillarse los dientes, lavar los platos o preparar la comida.
  • Dejar de contaminar el agua: No tirar restos de comida, aceite, medicamentos ni productos químicos por el retrete o el desagüe.
  • Proteger la naturaleza: Plantar un árbol o crear un jardín infiltrante; utilizar soluciones naturales para reducir el riesgo de inundación y almacenar agua.

Si esta mirada holística se plasma en nuestra vida, desde cerrar la llave mientras te lavas los dientes o desarrollar innovación para aumentar la reutilización del agua en tu lugar de trabajo, seremos capaces como sociedad global de aportar al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) N°6 “Agua limpia y saneamiento” y ODS N°15 “Vida de Ecosistemas Terrestres”. Si en el presente pensamos, reflexionamos y reconocemos el valor multidimensional del agua, seremos capaces de que nuestro accionar esté repleto de amor, respeto por los seres humanos y no humanos que requerimos de agua para cada etapa de nuestras vidas.

Para invitar a la reflexión te invitamos a responder ¿qué acción realizas en tu vida cotidiana que apoya a cuidar el agua? Y consecuentemente, ¿qué nueva acción podrías tomar para aumentar nuestro torrente de esperanza?

María Rafaela Retamal, Dra. Ciencias Ambientales
Docente e Investigadora School for Field Studies
Fundadora ECOSOR Chile
Twitter: @Rafys_fuquis