Busca promover la diversidad lingüística y cultural y el multilingüismo, subrayando el poder de la lengua como instrumento de preservación y desarrollo del patrimonio cultural inmaterial.
El Día Internacional de la Lengua Materna se celebra cada 21 de febrero siendo una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el año 1999. Conmemora aquellos estudiantes que, en 1952, perdieron la vida luchando por su derecho a hablar en su lengua materna, el bengalí, en Bangladesh.
Para los pueblos originarios de cada país, guardianes de lenguas que son tesoro vivo de sabiduría ancestral, reviste mayor relevancia está efeméride adquiriendo una connotación muy profunda. En nuestro país, por ejemplo, idiomas como el mapudungun, el quechua, el aymara, entre otros, no son solo medios de comunicación sino también expresiones vivas de cosmovisiones únicas, enraizadas en la tierra y sus ciclos naturales. Esta conmemoración debe ser un llamado a la acción para protegerlas, promoverlas y garantizar su transmisión a las futuras generaciones, evitando así su desaparición.
A lo largo de la historia de nuestro país, nos podemos dar cuenta que faltan políticas públicas que promuevan esta línea de acción y que permitan el desarrollo de la enriquecedora diversidad lingüística. Necesitamos más apoyo de los gobiernos de turno para cuidar y promover la variedad de idiomas que tenemos. Esta diversidad es muy valiosa porque nuestro idioma forma parte de quiénes somos, nos da identidad y nos une. A través de nuestro idioma compartimos nuestras ideas, sentimientos y costumbres, y así entendemos mejor el mundo a nuestro alrededor. Por eso, es fundamental valorar y mantener vivas nuestras lenguas originales.
Al fomentar el respeto y la revitalización de estas lenguas, no solo protegemos un patrimonio invaluable; también reafirmamos el derecho de nuestros pueblos originarios a preservar y desarrollar sus culturas en un marco de igualdad y respeto mutuo.
La lengua va más allá de ser simplemente un conjunto de sonidos o símbolos; es el medio a través del cual construimos la realidad y organizamos nuestro pensamiento. Es así como, en la historia de los pueblos y los países, el lenguaje es un pilar que sostiene la transmisión de saberes ancestrales, la conexión con la tierra y el universo, y la preservación de sus sistemas de creencias y prácticas culturales. Actuando como constructor de lo abstracto, permitiéndonos articular conceptos, razonamientos y, en última instancia, nuestra visión del mundo.
En este sentido, la relación entre el lenguaje y la construcción de símbolos es fundamental. Los símbolos, cargados de significado, son herramientas poderosas para transmitir ideas complejas, valores y tradiciones y el lenguaje influye en la construcción de conceptos y de la razón, ya que nos permite categorizar, analizar, argumentar y razonar sobre el mundo que nos rodea.
La Masonería es una fraternidad iniciática, filosófica y filantrópica que tiene como objetivo la búsqueda de la verdad a través del razonamiento, cultivando el desarrollo intelectual y moral del ser humano. La enseñanza a través de símbolos es un pilar central utilizando como elementos centrales de docencia por medio de alegorías y símbolos para promover el camino de desarrollo personal y por consiguiente el de la sociedad en su conjunto. El lenguaje, en este contexto, es esencial para decodificar estos símbolos y acceder a las profundidades de su significado.
En tal sentido, la masonería, con su énfasis en la docencia simbólica y en el desarrollo de rituales, nos recuerda la importancia del lenguaje no solo como medio de comunicación, sino como herramienta de enseñanza y aprendizaje. A través del lenguaje, podemos explorar conceptos abstractos, desarrollar nuestra capacidad de razonamiento y construir puentes de entendimiento. Así, el Día Internacional de la Lengua Materna se alinea con los principios masónicos que buscan descubrir la verdad, garantizar: la justicia, la libertad, la igualdad y la fraternidad; respetando siempre la diversidad y promoviendo la educación y el trabajo como medio de progreso material y espiritual del ser humano.
En consecuencia, como Masonas que encarnamos el poder femenino y fecundo –tan fecundo y poderoso como el lenguaje trasmitido por la Madre– que aspiramos a la filantropía entendida como amor al ser humano y su hábitat como fin último; tenemos que responder al llamado de reconocer y valorar el papel fundamental del lenguaje en la conservación de la diversidad cultural, la transmisión de conocimiento y la construcción de una sociedad más inclusiva y consciente. Al hacerlo, reafirmaremos nuestro compromiso con la protección de las lenguas de los pueblos originarios y con la promoción de un mundo en el que la educación y el entendimiento mutuo florezcan a través de la riqueza de nuestros idiomas.
Por Claudia Hasbún Faila, Corresponsal Logia Egrégora N°38 de Santiago.