Cada 9 de diciembre se celebra el Día del Laicismo y de la Libertad de Conciencia, una fecha significativa que conmemora hitos históricos de la laicidad, como la aprobación de la Ley de Separación de Iglesias y Estado en Francia en 1905, la cual estableció un marco legal que limitaba la influencia de las instituciones religiosas en asuntos públicos, estableciendo el Estado laico en Francia.
Laicismo
El laicismo es una doctrina o corriente ideológica que defiende la independencia del Estado y la sociedad de toda influencia religiosa o eclesiástica. Su objetivo es crear un espacio de convivencia social inclusivo, donde los asuntos públicos se gestionen sin favorecer ni imponer ninguna creencia religiosa en particular. Así, se busca promover la armonía y el respeto entre personas con diferentes creencias, garantizando que el Estado actúe de forma neutral y al servicio de toda la sociedad.
El laicismo también se aplica en la educación, promoviendo una enseñanza libre de doctrinas religiosas y basada en conocimientos científicos y humanísticos, permitiendo una formación crítica y autónoma en los estudiantes
Libertad de conciencia vulnerada y amenazada
Desde hace años, se promueve el concepto de Estados laicos para garantizar que los Derechos Humanos sean respetados y que la libertad de pensamiento y de conciencia no dependa de una orientación religiosa específica. En un Estado laico, se asegura que las personas tengan el derecho a elegir sus creencias, sean religiosas o no, sin que estas influyan en sus derechos o su acceso a servicios públicos.
No obstante, en varios países aún se niega esta libertad. En algunas naciones, las personas no pueden expresar abiertamente sus creencias o pensamiento sin riesgo de juicio o represalias, ya que se imponen normas religiosas oficiales. Este tipo de restricciones afecta tanto a creyentes de diferentes religiones como a quienes no practican ninguna, violando su libertad de conciencia.
Educación libre sin adoctrinamiento religioso
El adoctrinamiento religioso en la educación es una práctica que impone creencias a niños y niñas desde una edad temprana, limitando su capacidad para desarrollar pensamiento crítico e independencia en sus decisiones personales. A menudo, estas enseñanzas dogmáticas no permiten que los menores elijan libremente en temas complejos, lo que puede afectar su equilibrio emocional y salud mental al imponerles un único sistema de creencias antes de que sean capaces de comprender y discernir alternativas.
Para proteger la libertad de conciencia de los menores y asegurar un desarrollo integral, es esencial establecer un sistema educativo público y laico, libre de doctrinas religiosas. De esta manera, se fomenta un ambiente inclusivo y plural donde los estudiantes pueden explorar diversas perspectivas y construir su propio sistema de valores de manera autónoma.
Por María Alejandra Yáñez, Corresponsal Logia Generación Fraternal N°41 de Santiago.