LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD
Tres hechos ocurridos en el siglo XVIII en Europa señalaron con fuerza la ruptura con el orden Feudal. Lo que hoy conocemos como cultura moderna se sustenta en los principios económicos de la revolución industrial, en los principios culturales de la Ilustración y los principios político-sociales de la Revolución Francesa.
Si bien las colonias inglesas de América del Norte declararon su independencia trece años antes de la Toma de La Bastilla, ocurrida el 14 de julio de 1789, este factor no fue decisivo ya que, a diferencia del carácter laico y humanista francés en lo político, los criollos ingleses abrazaban motivaciones fuertemente económicas y confesionales.
La inicua estructura de los estamentos sociales franceses y la descomposición moral de la monarquía llevaron a la pequeña burguesía ilustrada a alzar los conceptos de Razón, Igualdad y Libertad como banderas contra la realidad de la época. El oscurantismo y los delirantes privilegios de la nobleza y el clero y los abusivos y arbitrarios impuestos al estado llano crearon las condiciones para el que este estamento, que no era propietario ni de su tierra ni de su trabajo, se rebelara contra el rey, la iglesia y la nobleza.
Si bien el alzamiento tenía sustento en las ideas y nuevos conceptos del período de la Ilustración, fue la certeza que no había qué perder en la asonada revolucionaria, lo que impulsó a miles a tomar las armas para torcer el determinismo original.
La Bastilla había sido construida como una fortaleza de protección contra las invasiones inglesas durante la guerra de los Cien Años. Luego se transformó en una prisión estatal que simbolizaba todo el poder despótico de la monarquía. El día de su toma por el pueblo había en su interior apenas siete personas que eran prisioneras por ser inspiradores intelectuales de las ideas revolucionarias. Estas ideas consistían, por un lado, en que una sociedad educada estaría en mejores condiciones para cuestionar a sus autoridades y evitar las arbitrariedades del poder y, por otro, tener claridad que la soberanía de la nación le pertenecía. Este hecho causó pavor en las clases acomodadas de Francia y derivó en que éstas cedieran poder hacia la burguesía y el pueblo.
La Revolución Francesa instaló una nueva perspectiva para ver la relación entre seres humanos; entre las personas y el Estado y entre las naciones. Surgen con ella los derechos universales del Ser Humano; se refunda la República; se alzan el Humanismo y Laicismo como paradigmas de los años posteriores cristalizados en Libertad, Igualdad y Fraternidad.
En ese tiempo, el laicismo sostenía que era indispensable marginar a la iglesia católica de su condición de religión privilegiada o iglesia del Estado para garantizar la libertad de conciencia. De esta forma, se quería evitar que el poder político estuviera interferido por el poder de una religión, que en el plano jurídico implicaba una prevalencia del derecho divino sobre el derecho ciudadano.
Nosotras como Masonas debemos considerar que el ser humano que es libre, va en pos de la igualdad y cuando en una sociedad están profundamente arraigados ambos principios, se está a un paso de que las personas se miren y se reconozcan como hermanas y vivan en fraternidad.
Por Minón Undurraga,
Corresponsal Logia Aylin N°18 de Puerto Montt.