Amanda Labarca fue docente, política, diplomática, escritora y activista feminista. Férrea defensora del sufragio femenino y fundó el «Círculo de lectura» que se constituyó como una herramienta de formación intelectual y política para las mujeres de la época y se convirtió en la primera mujer en ser profesora titular de la Universidad de Chile, consagró gran parte de su obra al estudio de la educación.
Amanda Labarca Hubertson nació el 5 de diciembre de 1886 en una familia de la incipiente clase media chilena. Fue bautizada e inscrita en el registro civil como Amanda Pinto Sepúlveda y sus padres fueron Onofre Pinto Pérez de Arce, abogado y comerciante, y su madre Sabina Sepúlveda.
Vivió su infancia en el Santiago de fines del siglo XIX y principios del XX que sufrió profundos cambios materiales debido al crecimiento económico del país. Sus primeros años de estudio los realizó en una escuela primaria de la calle San Isidro y luego en el Liceo Recoleta de Isabel Le Brun Reyes (1845-1930), conocido posteriormente como Liceo Isabel Le Brun de Pinochet. En ese lugar, gracias a la preocupación de Le Brun por la instrucción femenina, Labarca pudo desarrollar por primera vez sus inquietudes intelectuales y su interés por la educación. Así, se graduó tempranamente de Bachiller en Humanidades a la edad de 15 años, luego de rendir sus exámenes en el Instituto Nacional, establecimiento encargado de entregar ese título a las mujeres que lo solicitaran y cumplieran con los requerimientos académicos.
Trabajó como profesora primaria en el Santiago College, donde además se desempeñó como secretaria asistente de la dirección. Durante esta época conoció al escritor Guillermo Labarca Hubertson (1879-1954), quien posteriormente fue su marido. Juntos ingresaron al Instituto Pedagógico, ella para estudiar Castellano y él Historia y Geografía. Producto de los rumores de un romance con Guillermo Labarca, su madre le exigió matrimonio bajo amenaza de desheredar. Motivada por las profundas diferencias con su madre, luego de contraer matrimonio con el escritor adoptó sus apellidos y rompió definitivamente los lazos con su familia.
En diciembre de 1905 obtuvo el título de profesora de Estado en Castellano por la Universidad de Chile, con tan solo 18 años.
Desde ahí partió una carrera que la llevó a dirigir escuelas y liceos, además de perfeccionar sus estudios en la Universidad de Colombia y la Sorbona. Esta experiencia le permitió entrar en contacto con las ideas de avanzada sobre educación y feminismo.
A partir de estas experiencias en el extranjero y su análisis crítico sobre el sistema educacional chileno, abogó por la transformación de la docencia y la enseñanza en herramientas indispensables para el cambio social. Estas ideas las plasmó primero en su sección «La hora de los libros» de la revista Familia, donde escribió entre 1914 y 1916. En ese espacio editorial dejó en claro su punto de vista sobre la importancia de la educación para las mujeres y la lectura crítica de la literatura como un medio de interpretación de la realidad. Además, creó espacios de participación para mujeres como el «Círculo de Lectura». Participó también en el «Club de Señoras de Santiago», asociación que le permitió un acercamiento a mujeres de la élite y de la clase media con intereses intelectuales y políticos similares.
En 1922, fue nombrada profesora extraordinaria de Psicología en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, convirtiéndose en la primera mujer en dictar una cátedra universitaria en América. Al año siguiente, obtuvo el título de profesora ordinaria y se incorporó a la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Desde joven, militó en el Partido Radical junto a su esposo, impulsando la organización de las mujeres y su derecho al voto a través de la Asamblea Radical de Mujeres. Fue miembro del Consejo Nacional de Mujeres, luchando por el sufragio femenino, el divorcio, políticas de control natal y la ampliación del trabajo femenino. En 1922 presentó un proyecto de ley para modificar el Código Civil y otorgar más derechos a las mujeres.
Durante la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, debió suspender sus actividades docentes debido a la persecución a intelectuales y políticos de centro-izquierda. A pesar de ello, en 1931 fue designada representante del gobierno en el Consejo Universitario, cargo que ocupó por 20 años. En 1936, representó a Chile en Ecuador, Colombia y Panamá para difundir la educación pública chilena.
Fue además la encargada de organizar las Escuelas de Verano en la Universidad de Chile. Desde 1949 hasta 1955 fue directora del Departamento de Extensión Cultural. Presidió -en representación de la Universidad de Chile- el Comité Ejecutivo de la Comisión Chilena de Cooperación Intelectual.
Junto a su labor Universitaria desempeñó funciones en la Escuela Normal N°4 , el Liceo de Niñas N°2 y el Liceo de Niñas N°5, todos establecimientos de Santiago.
En la década de 1940 fue nombrada representante del gobierno de Chile al mando de Pedro Aguirre Cerda (1879-1941) ante las Naciones Unidas y fue jefa de la Comisión de Estatus de la Mujer entre 1947 y 1949. En este periodo publicó Bases para una Política Educacional (1943), texto en el que promovió la función social de la educación, la que debía estar al servicio de la población y del país, a través del mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.
Reconocida como Miembro Académico de la Universidad de Chile en 1964 y de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales en 1969, dedicó sus últimos años a la escritura y las tertulias con intelectuales de toda Latinoamérica. En 1976, la Universidad de Chile instituyó la Condecoración al mérito Amanda Labarca en su honor, y en 2015, creó la Cátedra Amanda Labarca.
Amanda Labarca Hubertson falleció en Santiago el día 2 de enero de 1975, perdurando por siempre su legado en materia de educación y derechos de las mujeres en Chile y América Latina.
Por Rosa Inostroza y María Fernanda Pozo, Logia Cantera del Maipo N°43 de Buin.
Departamento de Género GLFCH.