Día Mundial de la Eficiencia Energética

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Cada 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una oportunidad para concientizar sobre la importancia de la energía y su papel en la vida humana. Tenemos el compromiso responsable de manejar este término que se conmemora desde 1998, año en que se realizó la primera Conferencia Internacional de Eficiencia Energética en Austria. En Chile, la Ley N° 21.305 de Eficiencia Energética (EE) fue promulgada el 13 de febrero de 2021 por el entonces presidente de la República. 

Chile se ha convertido en ejemplo a nivel mundial sobre materia de energías renovables y cambio climático, y con esta ley, sumó otro liderazgo en el sector, al darle a la eficiencia energética un carácter de política de Estado. Así, la EE se transforma en una herramienta para la transición energética que se encontraba rezagada por varias décadas y deja de ser una tímida medida tomada -por algunos vanguardistas- para convertirse en la gran responsable de alcanzar la carbono neutralidad del país, con la reducción de más de un 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Pero no sólo es una de las principales herramientas para lograr la carbono-neutralidad, también es la primera.

¿Pero qué podemos hacer nosotros desde lo individual? Debemos comenzar con pequeñas acciones, como prestar atención al comprar algún electrodoméstico, gasodoméstico e incluso una nueva propiedad inmobiliaria. Y aquí cabe destacar el fijarse en la “etiqueta” de eficiencia energética que se adhiere a los productos para brindar información a los consumidores sobre el desempeño energético del equipamiento, incidiendo en la decisión de compra, para adquirir equipos con mejores resultados y un menor gasto de energía. En cuanto a inmuebles, la eficiencia es un aspecto reconocido por la Cámara de la Construcción Chilena y va desde materiales sustentables empleados en el proyecto, hasta la disposición final de residuos.

Nuestra contribución va enraizada en los principios y filosofía de la Masonería donde se promueve valores de responsabilidad y ética, que se extienden a la preocupación por el bienestar de la humanidad y el planeta. La eficiencia energética es una forma concreta de demostrar esta responsabilidad, al reducir el impacto ambiental y preservar los recursos para las generaciones futuras. Al adoptar prácticas sustentables, podemos ser un modelo positivo en la sociedad, inspirando a otros a tomar medidas similares.

Por María Barrios Pereira, Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad GLFCH.