Cada 18 de octubre se celebra el Día de la Protección de la Naturaleza, una efeméride que invita a reflexionar sobre los esfuerzos globales y locales para preservar el entorno natural: ¿en qué consiste su defensa?, ¿cómo se concreta esta tarea?, ¿qué estamos haciendo por conservar la naturaleza?
A nivel internacional, la protección de la naturaleza está fuertemente vinculada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. En particular, los ODS 6 (Agua limpia y saneamiento), 7 (Energía asequible y no contaminante), 13 (Acción por el clima, 14 (Vida submarina) y 15 (Vida de ecosistemas terrestres) abordan aspectos clave como la protección de la biodiversidad, así como del agua, y la generación de energías limpias.
Sin embargo, y dado el escaso margen que queda para su logro, recientemente se acuñó la campaña 30×30, cuyo objetivo es proteger el 30% de los mares, aguas y tierra al 2030. Esta iniciativa es parte de la Meta 3 del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MGB) adoptado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP15) de 2022, que involucró a 196 países. Su implementación requiere la creación de áreas protegidas y de conservación, con sistemas de gobernanza, planes de gestión y recursos económicos, respetando a las comunidades locales y a los pueblos originarios.
Chile no está ajeno a esa meta. Con la publicación de la Ley 21.600, el 6 de septiembre de 2023, se creó el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), un hito que fortalece la institucionalidad ambiental del país. Mediante el SBAP y más precisamente el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), se han definido seis categorías de áreas protegidas: la Reserva de Región Virgen; el Parque Nacional; el Monumento Natural; la Reserva Nacional; el Área de Conservación de Múltiples Usos; y el Área de Conservación de Pueblos Indígenas. Destaca la nueva figura de la reserva de región virgen, que garantiza la máxima protección estatal a ciertos territorios, así como la zona de conservación de pueblos indígenas, figuras que no existían en la legislación anterior.
Si bien este avance legislativo es significativo, nuestro país aún enfrenta serios vacíos en cuanto a la protección de la naturaleza. Uno de los más relevantes es la ausencia de un marco regulatorio nacional de ordenamiento territorial para el uso sostenible de los recursos naturales, junto con la localización espacial de las actividades humanas y su infraestructura, de forma armoniosa. Hoy, aproximadamente el 75% del territorio nacional carece de instrumentos de planificación territorial (IPT) lo que deja a vastas áreas y su biodiversidad sin protección legal.
Si bien la ley SBAP es un paso importante, aún queda mucho por hacer para garantizar una protección integral y sostenible del patrimonio natural chileno. No solo debemos avanzar en legislación, sino también en la implementación real y efectiva de las políticas ambientales que aseguren un futuro habitable para las próximas generaciones.
Por Yasna Ríos Oporto, Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad.