Farmacontaminación

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¿A quién no le ha sucedido, que al momento de ordenar, se encuentra con medicamentos vencidos o sobrantes de algún tratamiento? Y ante esta situación nos surge inmediatamente la siguiente interrogante: ¿dónde elimino esto?

La Circular N°38 del año 2012 del Ministerio de Salud de Chile, habla sobre la eliminación de residuos de medicamentos en mal estado y vencidos generados en establecimientos de salud, así como los generados por decomisos. Pero, ¿qué hay de la eliminación de los medicamentos vencidos domiciliarios?

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), propone los siguientes métodos:

Opciones de devolución de medicamentos
Es la forma más segura de eliminación de medicamentos vencidos. En Estados Unidos se realizan periódicamente campañas de recolección organizadas por la Administración del Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) donde se establecen lugares de recolección temporaria de estos elementos.

Por otra parte, la DEA tiene puntos de recolección permanente en farmacias, hospitales y clínicas autorizadas para ello.

Eliminación de medicamentos vencidos en la basura
Siempre y cuando no exista un programa de recolección de medicamentos vencidos, la FDA propone, revisar en el folleto del medicamento, para verificar que no sea uno que esté indicado para eliminación por el inodoro. Para eliminarlos por la basura, se solicita mezclar los medicamentos (no aplastar cápsulas o tabletas) ya sea con tierra, arena de gato o café molido usado, para luego colocarlos en una bolsa sellada y así proceder a eliminarlo en la basura domiciliaria. Antes de botar el frasco o envase, se debe borrar toda información personal o del medicamento.

Eliminación de medicamento vencido en inodoro
La FDA establece una lista de fármacos vencidos o en desuso, que deben ser inmediatamente eliminados por esta vía. Dicha información también se podría encontrar en el folleto que viene al interior de la caja de los medicamentos. 

Esta lista incluye aquellos que presentan un riesgo mayor de accidentes por su exposición o ingesta accidental.

Existen otras experiencias internacionales exitosas sobre la gestión de medicamentos post consumo, entre las cuales podemos destacar: España (SIGRE Medioambiente y Medicamentos), Portugal (VALORMED), Colombia (PUNTO AZUL) y México (SINGREM), las cuales generalmente son financiadas por entidades público-privadas en el contexto de programas de responsabilidad social empresarial y algunos marcos regulatorios disponibles en la temática. 

Y en este punto las organizaciones ambientales y la academia, han levantado sus inquietudes sobre el efecto en los ecosistemas y en la salud de las personas frente a la contaminación por la eliminación de estos elementos. 

Al respecto la FDA publicó un documento concluyendo que los riesgos sobre la salud de las personas son insignificantes frente al eventual riesgo de una ingesta accidental o exposición frente a algunos medicamentos. Eso sí, también concluye que sería útil contar con algunos datos adicionales para confirmar esta conclusión en algunos medicamentos y que continuará desarrollando estudios al respecto.

Es cierto que las concentraciones son ínfimas, pero frente a una contaminación de suelo o de agua, la exposición es más constante.

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y otras instituciones que velan por los estándares de salud pública, han iniciado el estudio y análisis de un concepto llamado farmacontaminación.

Según la OMS, se estima que, en algunos países desarrollados, se generan alrededor de 3.4 kilogramos de residuos farmacéuticos por persona al año. Esta cifra incluye tanto los residuos generados en hogares como los provenientes de establecimientos de atención médica.

Hay evidencia científica sobre el efecto de algunos medicamentos, sobre todo hormonas de tratamientos anticonceptivos y de menopausia, que afectan la reproducción de algunas especies de peces al encontrarse niveles elevados en las aguas contaminadas tanto por la eliminación de fármacos en los cauces como por la contaminación de suelos. También sobre el efecto de antimicrobianos y antidepresivos sobre la fauna y los potenciales riesgos en la resistencia antibacteriana.

Un estudio internacional, dirigido por la Universidad de York y publicado en «Proceedings of the National Academy of Sciences», analizó 1.052 muestras recabadas en 258 ríos de 104 países del mundo en busca de 61 sustancias activas presentes en medicamentos. El río Mapocho estuvo incluido en esta muestra y fue incorporado en el 30% de los ríos más contaminados en el estudio, encontrándose restos de fármacos como analgésicos, antibióticos, antidepresivos, antihistamínicos y betabloqueadores.

Hasta ahora este tipo de contaminación se ha mantenido bajo perfil, pues no existen muchas mediciones sobre el impacto de estos desechos a largo plazo, por lo que se siguen considerando como efectos insignificantes, situación que podría cambiar al desarrollarse líneas investigativas en cuanto a la farmacontaminación.

Pero, ¿qué pasa en Chile?
No existe un sistema de recolección establecido para este tipo de desechos domiciliarios, quedando a la voluntad de cada persona actuar frente a su eliminación.

Hay algunas iniciativas de cadenas de farmacias que han instaurado puntos de acopio de medicamentos vencidos, así como algunas universidades que desarrollan campañas de recolección de estos.

Al no haber una normativa existente, tampoco hay instrucciones en los folletos de medicamentos que informen al consumidor cómo proceder a su eliminación en caso de tener sobrantes o de tener vencimientos.

Otro gran tema es la automedicación y la venta ilegal de medicamentos que contribuyen a un mayor consumo y, por ende, a una mayor eliminación de ellos.

Falta un marco legal e institucional para que el Estado garantice tanto el resguardo de la salud de las personas, como de la integridad del medio ambiente en cuanto a la eliminación de estos desechos, en un país donde cada vez vemos cómo se acrecienta el consumo de medicamentos y aparición de farmacias.

Es necesario para ello aunar los esfuerzos del Estado y otros agentes implicados como las industrias farmacéuticas y las empresas del rubro, en una participación activa frente a este silencioso problema de salud pública. 

Por Alicia Laura, Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad GLFCH.

Infografía: FDA en español