Desde 1996, el último miércoles de abril de cada año se conmemora el Día Internacional de la Concientización sobre el Problema del Ruido con el objetivo de crear conciencia y promover mundialmente el cuidado del medio acústico pues, como veremos, el ruido afecta a los ecosistemas y a la salud pública.
Todo sonido que sea calificado como molesto, indeseado, inoportuno, peligroso, inútil o desagradable se considera un ruido. Ahora bien, esta definición dependerá de ciertas características personales del oyente y, de este modo, lo que para algunos puede ser diversión y música, para otras personas puede ser un ruido caótico.
Sin embargo, independientemente de estos criterios, existen rangos más objetivos que ayudan a delimitar, en función del volumen, frecuencia y durabilidad, cuándo un sonido se convierte en un ruido y qué tan peligroso puede llegar a ser.
Luego, ya sea definido desde un punto de vista subjetivo u objetivo, el ruido es un contaminante acústico.
En lo que respecta a la salud, ruidos altos pueden ocasionar pérdida de audición o tinnitus. También se sabe que un ruido menos fuerte, pero prolongado o constante, puede afectar adversamente a la atención, la memoria, puede ocasionar perturbaciones del sueño, enfermedades cardiovasculares, incremento de la presión arterial, estrés fisiológico, mal humor, dolores de cabeza, pérdida del deseo sexual, ansiedad o depresión (sobre todo si la persona siente que no tiene control sobre la situación).
Sumado a lo anterior y desde una perspectiva social, el ruido ciertamente deteriora la vida de las comunidades, de hecho, el 50% de las denuncias recibidas por la Superintendencia del Medio Ambiente corresponden ruidos molestos.
La contaminación acústica daña, paralelamente, los hábitats alterando la vida de muchos animales que se ven obligados a migrar, lo que origina un desequilibrio en los ecosistemas silvestres tanto terrestres como acuáticos. Asimismo, la ganadería es otro de los sectores que se ve afectado disminuyendo la producción de leche y huevos.
Por todo lo anterior, a nivel macro, diferentes países han implementado medios legales para regular esta situación. Así, en Chile, el Decreto 38 del Ministerio del Medio Ambiente del año 2011 determina los límites máximos de emisión sonora generados por fuentes fijas: el ruido máximo para las zonas residenciales es de 55 decibeles en horario de 7 a 21 horas; y de 45 decibeles de 21 a 7 horas.
Y a nivel micro, la primera solución pareciera ser el protegerse usando tapones o auriculares con supresión de ruido. Pero lo ideal es actuar directamente sobre el origen, es decir, no generar ruidos molestos.
En resumen, el ruido posee la capacidad de ocasionar complicaciones ambientales y sociales junto con el menoscabo de la calidad de vida de las personas en sus dimensiones físicas, emocionales y mentales. Por lo tanto, es una amenaza silenciosa a la que debemos hacer frente, siendo nuestra responsabilidad como mujeres iniciadas, tomar conciencia de ello y ayudar a sensibilizar al resto de la sociedad para construir cada día un mundo mejor.
Por Karin Espinoza Godoy, Departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad GLFCH.
Referencias:
https://www.bizkaia.eus/home2/Archivos/DPTO2/Temas
https://ruido.mma.gob.cl/temas
https://www.bcn.cl/portal/leyfacil/recurso/ruidos-molestos
https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2023/11