Huemul, el ciervo más austral del mundo

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El Hippocamelus bisulcus, conocido como ciervo andino del sur, huemul chileno o güemul, es una especie de mamífero perteneciente a la familia de los cérvidos. Es endémico del sur de Chile y Argentina.

Forma parte de nuestro escudo nacional desde la década de 1830, donde quedó grabado junto al cóndor, en el diseño creado por Carlos Wood, pintor británico. Huemul, en lengua mapuche, es “Wümul”, que significa “animal de los bosques”. Mientras el cóndor representa la fuerza, el huemul representa la razón y un símbolo de la importancia de la biodiversidad.

El huemul, el cuadrúpedo más singular que habita los bosques patagónicos, posee apéndices craneales que no se encuentran en otros animales. Las astas, compuestas completamente de hueso, son simples, con dos puntas de no más de 30 centímetros; la trasera, normalmente la más larga, presenta una bifurcación. Esta ramificación sólo se observa en los machos de esta especie. Tiene la capacidad de flotar y nadar debido a la constitución de su pelaje y ha desarrollado gran agudeza de sus sentidos. Es una especie difícil de observar, ya que es un herbívoro solitario que se agrupa en no más de cinco individuos.

El huemul es una de las tres especies de ciervos presentes en nuestro país, junto con la taruca (Hippocamelus antisensis) y el pudú (Pudu puda). Actualmente se ha observado una reducción a niveles críticos de la población numeral, así como también en el rango de distribución original. En 1976 fue declarado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) en categoría “en peligro de extinción”. Es monumento natural de Chile, mediante decreto, desde el 30 de junio de 2006.

Este mítico animal es retratado en el artículo “Menos cóndor, más huemul” escrito por Gabriela Mistral para el diario El Mercurio en 1925, de la siguiente forma: “El huemul es una bestezuela sensible y menuda; tiene parentesco con la gacela, lo cual es estar emparentado con lo perfecto. Su fuerza está en su agilidad. Lo defiende la finura de sus sentidos: el oído delicado, el ojo de agua atenta, el olfato agudo. Él, como los ciervos, se salva a menudo sin combate, con la inteligencia, que se le vuelve un poder inefable. Delgado y palpitante su hocico, la mirada verdosa de recoger el bosque circundante; el cuello del dibujo más puro, los costados movidos de aliento, la pezuña dura, como de plata. En él se olvida la bestia, porque llega a parecer un motivo floral. Vive en la luz verde de los matorrales y tiene algo de la luz en su rapidez de flecha”.

Estos singulares animales están presentes desde los albores de la historia humana, transmitiendo a través de mitos y leyendas la conexión que existe entre ellos, la naturaleza salvaje y nosotros. En la mitología greco-romana aparece el ciervo, que pertenece a la misma familia del huemul, junto a la diosa Artemisa-Diana, como un animal sagrado.

En nuestra historia, la cultura tehuelche relata una curiosa y enternecedora leyenda sobre el origen de los huemules. El relato cuenta que estos animales eran seres espaciales enamorados de la Tierra, quienes se asomaban desde los bordes de la luna para contemplar los ríos, montañas, volcanes, valles y bosques de este lugar. Pero un día se aventuraron demasiado cerca del borde lunar, y terminaron cayendo en nuestro planeta, sin la posibilidad de regresar al satélite que era su hogar. Desde entonces, los huemules decidieron abandonar las esperanzas de volver a su hogar y se abocaron a ser guardianes de la naturaleza, custodiando los secretos de sus noches celestiales en cada rincón de la flora patagónica. El huemul representa a la Madre Tierra, salvaje, benigna y nutricia. También la belleza nativa de nuestros paisajes, los más australes del mundo.

Se ha instaurado el Día Internacional del Huemul para crear conciencia sobre la fragilidad de su existencia. Actualmente se encuentra en la lista roja de las especies en peligro de extinción por lo que se han creado reservas de huemules en el sur de Chile y Argentina, además de un acuerdo bilateral que permite crear un corredor transnacional en la Región de Los Ríos, por donde puedan transitar sin peligro y promover su reproducción. Hasta la fecha, la población alcanza no más de 1.500 individuos.

Este día debemos renovar nuestros votos por esta especie, no sólo como símbolo emblemático de nuestro escudo, sino también con su significado intrínseco: la coexistencia de la vida natural y la de la humanidad.

Es nuestro compromiso impulsar la protección de los huemules en nuestra Patagonia y fomentar la conservación del entorno donde habitan, que, aun cuando no podamos verlos, están entre los bosques y las montañas, transitando como delicados haces de luz silvestre.

Por Marcela Rodriguez Solórzano, Logia Gea N°30, Valle de Ovalle.
Foto https://www.gob.cl/


Bibliografía:

Encyclopedia of Life. (s.f.). Hippocamelus bisulcus articles. https://eol.org/pages/310354/articles

Mistral, G. (s.f.). Menos cóndor y más huemul. Universidad de Chile. http://www.gabrielamistral.uchile.cl/prosa/condorhuemul.html

Theoi Greek Mythology. (s.f.). Artemis: Estate & Attributes. https://www.theoi.com/Olympios/ArtemisTreasures.html