A María Luisa Bombal, la conocí en las postrimerías de su vida, durante una Charla Magistral en el Pedagógico de la Universidad de Chile. ¡Está por llegar La Bombal!, resonaba en el pasillo. Corrí para sentarme lo más cerca posible y no perderme detalle alguno.
De apariencia frágil, su rostro mostraba signos de una adicción que tal vez surgió de tanto amor no correspondido, pasiones, excesos y arrebatos.
Mirarla era centrarse no tan sólo en su figura, sino en esos labios pintados de un rojo carmesí y una mirada tan intensa que me hicieron sentir que estaba formando parte del devenir histórico-literario.
Su prosa siempre me pareció envolvente y sugestiva. Leí todos sus libros y cuando ejercí la docencia, ella era parte de la “lectura obligatoria” de mis alumnas.
La protagonista de “La Amortajada”, “El Árbol” o “La Última Niebla”, “María Griselda”, eran parte de nosotras mismas: ¡Cuántos anhelos, engaños, desprecios, exigencias y ruegos!
Leer su obra es ingresar a una atmósfera tan íntima, tan nuestra.
Ella como ninguna se atrevió a plasmar nuestros derechos al placer como mujer, esposa y amante.
Su narrativa devela o “quita el velo” a nuestros deseos, nuestras culpas, nuestros secretos…
Corría el año 1933 en Buenos Aires, María Luisa estaba tratando de recuperarse física y psíquicamente. Había salido de la cárcel en la que estuvo por intentar dar muerte a su gran amor, Eulogio Sánchez, cautiva de celos y alcohol.

Prontamente, surgen tiempos de creatividad para nuestra “Madame Merimée, (así la llamaba Neruda). Junto a él pasó a integrar el Círculo Intelectual de aquellos años. Es entonces, cuando conoce a Jorge Luis Borges con quien traba una profunda amistad que fue consolidándose en continuos encuentros compartiendo ideas o nuevos argumentos.
Esto la conduce a “confesarle” el argumento de “La Amortajada”. Borges, la escucha y trata de persuadirla, diciéndole que tome otro rumbo, que intente otra posibilidad. Sin embargo, ella insiste en su idea y cuando la obra estuvo terminada, “Georgie” reconoció su error y dijo que sería un libro inolvidable para América y para el mundo.
Esta nueva forma de narrar a “Lo Bombal”, fue inspiradora para el destacado escritor Juan Rulfo en “Pedro Páramo”. No tan sólo por las técnicas narrativas como la corriente o fluir de la conciencia y modos narrativos como “In extrema res”, sino también por los eventos sobrenaturales que se integraron a la forma de novelar.
En otras palabras, nuestra María Luisa Bombal, que nunca recibió el Premio Nacional ni el Premio Nobel , fue la creadora del Realismo Mágico que inspiraría a Gabriel García Márquez e Isabel Allende.
Apreciadas lectoras, estoy llegando al fin de esta historia que viví, sentí y leí.
Aún tengo este recuerdo plasmado en mis pupilas: María Luisa Bombal, dirigiéndose a un grupo de estudiantes de Pedagogía en Castellano, quienes tuvimos el honor de conocerla. ¡Había llegado la Bombal!
Por Angélica Carmona, Corresponsal Logia Libertad N°12 de Quillota.